El sindicato de funcionarios Manos Limpias interpuso ayer una querella criminal contra el fiscal jefe de la Comunidad de Madrid,Eduardo Esteban, por un supuesto delito de prevaricación, una vez dictado el archivo de las diligencias de investigación para averiguar posibles delitos que se hubieran podido cometer en relación con los restos de uno de los trenes del atentado del 11-M, concretamente uno de los focos de explosión –correspondiente a los vagones de Santa Eugenia–, localizado por Libertad Digital el pasado mes de febrero.
Según consta en el escrito, presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Eduardo Esteban, más allá del estado de “ignorancia casi absoluta” que pudo determinar el carpetazo del terrible atentado, dictó una resolución que pugna entre “la estulticia lega más frívola” y la “ignominia mentirosa más flagrante”.
Manos Limpias se fundamenta para ello en el comunicado remitido por la Fiscalía en fecha de 6 de junio de 2012, en el que se aseguraba que no hubo ninguna “actuación de ocultación ni manipulación” de los restos y que todo ello se llevó a cabo con “pleno conocimiento” de los órganos judiciales. Bajo esas premisas actúa el objetivo de la querella.
Según confirma el sindicato de funcionarios, “no existe ni en el Sumario” correspondiente a la investigación de los atentados “ni en lugar procesal alguno”, noticia de la conservación, en ninguna instalación de Renfe, del vagón que explotó en Santa Eugenia, correspondiente al tren de Cercanías 190M. Eduardo Esteban, según aparece tajantemente reseñado en el escrito, “no puede eludir” la investigación amparándose en que la existencia de ese vagón sin reparar constaba en el Sumario “porque no es verdad, directamente es falso, mentira e imposible de contrastar”.
La querella de Manos Limpias incide en otro interrogante capital. Ciertos letrados y peritos se interesaron durante el juicio del 11-M por la existencia de posibles restos de los vagones. La respuesta que la Policía proporcionó al juez Gómez Bermúdez un mes después de concluir el juicio fue tan contundente como sospechosa: todos los trenes habían sido destruidos y desguazados entre el 13 y el 14 de marzo. Por lo tanto, se recoge en el texto, los “órganos judiciales” desconocían la existencia real de vestigios y, desde luego, no fueron “informados en su momento”. Unos restos que pudieron ser definitivos ya que a la Casa de Campo sólo llegaron 24 pruebas, previamente lavadas, procedentes de los atentados.
Manos Limpias, además, hace referencia a las declaraciones del que fuera presidente de Renfe, Miguel Corsini, y de otros directivos de la compañía, que aseguraron que nunca recibieron orden judicial alguna para proceder a la retirada y posterior desguace de los vagones.
Fuente: www.intereconomia.com
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