Manchar a Manos Limpias

En 1992, un grupo de fiscales italianos, encabezados por el juez Di Pietro, constituyo un movimiento judicial contra la corrupción en Italia, que fue conocido como Manos Limpias. La lucha le costo al magistrado una larga campaña de acoso y derribo, algo parecido a lo que le ocurre a la versión española, constituida en 1995 y que acaba de lograr el éxito de colocar a Bankia en el chiquero judicial. De manera insistente, un grupo de comunicación pretende descalificarla de "pseudosindicato ultraderechista".

Creía que la Transición había logrado superar en este país uno de los vicios cainitas de los españoles: el denostar a las personas por su pasado político e ideológico. Los dirigentes de Manos Limpias tienen los mismos derechos a no ser vilipendiados que Cebrián, que fue director de los Servicios Informativos de RTVE durante la dictadura. Además, la asociación se presenta en sus estatutos como un "sindicato de ámbito nacional, independiente, que defiende los intereses legítimos y legales de sus afiliados" y que "hace cumplir los valores superiores de la Constitución: libertad, igualdad, justicia y pluralismo político... y el respeto al Estado de Derecho". Y hace suyas las palabras del fiscal Di Pietro: "Alli donde exista un delito, debe de haber alguien capaz de denunciarlo".

Tachar de ultraderechista, con intencionalidad peyorativa, la ideología personal de cada uno de sus 6000 asociados -como insistentemente repite la SER y el País- sí significa una agresión antidemocrática.

Si damos un repaso a los asuntos que defiende Miguel Bernad y sus intocables, vemos que sus investigaciones afectan a formaciones políticas de todos los signos. Casos Judiciales de enorme transcendencia política como Brugal, Bankia, Urdangarin y Garzón, entre otros muchos. Por tanto, no debe de ser tan sectario e ideológico su trabajo cuando los jueces les han dado tantas veces la razón.

Articulo de Manuel Cerdán. PUTO DE MIRA.